FEB 2012 CELIBATO OPCIONAL
STAS REFLEXIONES SON EL
RESULTADO OBTENIDO POR UN GRUPO DE SACERDOTES CATÓLICOS CASADOS, DESPUÉS DE
HABER ASISTIDO A UNA ASAMBLEA EN LA QUE COMPARTIERON Y ESCUCHARON LAS
OPINIONES EXPRESADAS POR CATÓLICOS LAICOS, HOMBRES Y MUJERES, QUE COINCIDEN CON
ELLOS EN LA SUPERACIÓN DE UN CELIBATO OPCIONAL Y PORQUE SE LUCHE POR UNA
“RENOVACIÓN” QUE LLAMAN: “NUEVO ROSTRO DE LA IGLESIA”
CELIBATO
OPCIONAL
Grupo
de sacerdotes casados.
El celibato es
indudablemente algo que pertenece al ser humano. Sin embargo en la Iglesia
Católica Apostólica Romana, se ha tomado como una ley eclesial. Esto ha causado en muchos sacerdotes una
reivindicación, es decir en cierta forma reclamar o pedir que se devuelva a todos el derecho de
manejar su vida. Se comprende que ese cambio traería a la Iglesia muchos
cambios que no desea y que pudiera decirse que perdía algunos de sus derechos.
Vemos que es excesivo, injusto e
infructuoso, el sufrimiento de tanto cura y compañera, lanzado a una vida rota,
afectiva o mental. Son sangrantes las
injusticias que todo esto origina:
discriminación, degradación, expulsión, reducción, y no de acuerdo al
Evangelio; como se enseña en seminarios la marginación, apoyados y justificados
por una ley como es el celibato.
Somos conscientes de que luchar por este
movimiento implica que la supresión de esa ley eclesial les causa algo mucho
más a fondo. Sin embargo reivindicar puede solucionar muchos problemas humanos
angustiosos. Queremos aclarar qué nos significa el Clericalismo, algo que nos afecta a todos.
CLERICALISMO es poseer, vivir o padecer
una panorámica de la Iglesia como un campo seleccionado y seccionado en partes;
es el poder de separar a quienes desean, sin importar los problemas que causen,
ya que desde su punto de vista no valen la pena. Es como aceptar que una de
esas personas que ocupan un puesto tiene
todas las garantías: son los que saben, deciden, los técnicos, los cercanos a
Dios. Como todos los liderazgos abusivos también se padece con el poder que oprime cuando se les impone a
los de dentro; le damos fuerza en la
medida que lo aceptamos.
La primera consecuencia de esta forma de separar a los sacerdotes de
los demás es alejar o dividir al Pueblo de Dios, es el surgimiento de una
división. Esto pide anular ese campo que impide una vida de los curas, su
trabajo, su política, su afectividad porque de seguir esa separación, el poder
que lo realiza presenta una aureola de que eso
es un carácter sagrado. Son muchas las leyes solapadas que a través de
la historia se las impone con un “por la gracia de Dios”. Si aceptamos que sean
los dueños de la responsabilidad, las
decisiones y derechos de los demás, se
necesita que los veamos diferentes al Pueblo, así no sienten que obren mal en
su conciencia y los convertimos en personajes.
La segunda consecuencia es la otra cara de
la moneda: el pueblo llano padece una crónica minoría de edad, siempre niños, con
todas las cosas que se siguen impuestas injustamente. Los que viven dentro del campo son otros seres
especiales, capacitados para hablar y opinar de Dios. El laico normal queda
reducido a ser un ejecutor sumiso… a no ser que prefiera dejar de ser normal y
acceder al poder sagrado.
Lógica y consecuentemente en tercer lugar,
la vida de la Iglesia se queda marcada por las personas que han aceptado la
carga de la castidad y no tener una vida normal. La moral, la teología, la
política.. etc. llevan el sello de personas que no viven, sino que piensan la
vida normal desde campos incontaminados.
Mal
parada queda con esa situación la
figura de Jesús que quiso ser laico, que no perteneció al grupo
sacerdotal,
para así romper con una religión de separados. En no mejores condiciones
queda
el Dios bíblico que contagia una forma de vida secular que invita a lo
bueno pero desde la vida, que entra a la
historia a través de la “encarnación” para romper todas las servidumbres
del
hombre. Dios deja de ser el Todopresente, adorable en espíritu y en
verdad, para ser combatido por aquellos sacerdotes de Jerusalén y
custodiado por los expertos.
Cuando reivindicamos una ley que apreciamos
injusta, pensamos que debemos atacar sus raíces tratando de deshacer todo
clericalismo. De no hacer así nos quedamos en algo como una anécdota aunque
esto amargue la vida de tantas personas. Ese ataque decidido y frontal debe
surgir porque somos gente de Iglesia.
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