jueves, 14 de junio de 2012

FEB 2012 TE VOLVERÌA A ELEGIR ENTRE TODOS



E
 L ESCRITO QUE AQUÍ SE PRESENTA  ES EL RELATO ABIERTO Y SENCILLO DE UNA MUJER    CASADA CON  UN SACERDOTE CATÓLICO. SU DETERMINACIÓN AL ACEPTARLO SUPERA  CON MUCHO A LA ILUSIÓN DE UNA JOVEN NOVIA.

DADAS LAS LEYES ECLESIÁSTICAS. SABE QUE SU AMOR DEBE SER INDOMABLE POR LA LUCHA QUE HABRÁ DE SUPERAR, SU FELICIDAD SERÁ VIVIR UN VERDADERO AMOR, NO UNA PASIÓN PASAJERA. SIN EMBARGO UNA MUJER QUE AMA NO MIDE NINGÚN SUFRIMIENTO: ¡LO VENCE, LO SUPERA. POR DIOS Y POR AQUÉL A QUIEN HA ELEGIDO

TE VOLVERÌA A ELEGIR ENTRE TODOS
Rosa Guadalupe Lozano

Conocí a mi esposo en  la ciudad en donde yo vivía y a la que fuè destinado.  Iniciamos una bonita amistad y descubrimos  que los dos teníamos  la intención de ayudar a los niños de la calle y formar un orfanatorio, en ese tiempo  yo era estudiante de psicología en la ciudad de Guadalajara.

Con el tiempo lo cambiaron a la ciudad de Guadalajara, en donde continuamos con esta inquietud buscando la forma de realizar nuestro sueño, encontramos varios obstáculos entre ellos el más fuerte el económico.

Con la constante convivencia nos enamoramos, èl  ya tenía la inquietud desde hacía años de dejar el ministerio pues quería formar una familia, al final las cosas se fueron sucediendo y en el mes de diciembre de 1983 dejó el ministerio oficial, presentando en febrero siguiente  la petición de dispensa, la cual no le fuè otorgada sino hasta siete años después.  
El 12 de Mayo de 1984 celebramos nuestro matrimonio civil como un signo externo de nuestra intima promesa de permanecer unidos siempre para amarnos, crecer juntos y formar una familia.

Tuvimos 10 hijos, de los cuales se quedaron con nosotros 4, los otros 6 fueron como estrellitas fugaces  que vinieron a darnos su luz brevemente y continuaron su camino hacia Dios. Médicamente fuè a causa de isoinmunizaciòn materno-fetal.

Nuestra vida ha transcurrido con algunas presiones económicas pero en realidad hemos podido salir adelante con la educación de nuestros hijos de los cuales tres  ya terminaron la licenciatura, La mayor en Psicología, el segundo en Mercadotecnia y la tercera en Nutrición, nos queda el más pequeño de 15 años en segundo semestre de preparatoria. Y ahora Dios nos ha bendecido también con una nietecita que ya tiene un año.

En un inicio como es obvio algunos miembros de nuestras familias no estuvieron de acuerdo con nuestra decisión y al final casi todos aceptaron la situación a excepción de dos o tres familiares que abiertamente mostraron siempre su rechazo con los demás hemos tenido una buena relación. Yo creo que debido en parte al buen criterio de nuestras familias y amigos y a que nosotros nunca nos presentamos ante ellos con culpa o vergüenza por que realmente sentimos la seguridad de que hemos actuado ante nosotros mismos y ante Dios sabiendo que hacemos lo correcto.

Nuestros hijos siempre han sabido que su papá es sacerdote y están muy orgullosos de ello, lo platican con sus compañeros y amigos y hasta bromean con esto. Tenemos una relación de mucha apertura y confianza con ellos.

En general yo creo que somos de las parejas que no han sufrido tanto por tomar esta decisión, se de muchas otras que realmente han sufrido el rechazo y hasta la persecución.
Somos como todos o como muchos matrimonios… imperfectos, hemos tenido algunas diferencias, como es normal, pero al hacer un balance han sido muchos más los momentos felices, de ayuda mutua y de felicidad que hemos tenido que los malos momentos. 

Yo estoy muy orgullosa de  la familia que hemos formado, pues nuestros hijos han sido niños física y emocionalmente sanos, han sido buenos alumnos  con excelentes calificaciones los 4 y buena conducta, tampoco son perfectos pero realmente estoy muy agradecida con Dios por la familia que tengo.

Hay mucho que trabajar en nosotros, como personas y como familia pero estamos en el camino y eso es lo importante.

Yo creo que el ser pareja de un sacerdote también tiene sus claroscuros,  ellos tienen una educación especial que a veces se presenta como egocentrismo pero al mismo tiempo son generosos, educados, honestos, idealistas muy preparados para las relaciones interpersonales, claro que como todos cargamos con nuestra carga personal y familiar  y es lo que llevamos al matrimonio como todas las parejas, lo bueno y lo que hay que superar.

Nosotros tenemos 28 años de casados y puedo decir que somos felices, con todos nuestros problemas y alegrías, personalmente se que es con él con quien quiero vivir el resto de mi vida. Que si volviera a nacer  lo volvería a elegir entre todos.  Que si cuando nos casamos estábamos enamorados hoy nos amamos por que nos aceptamos con todos nuestros errores y virtudes, ahora nos conocemos y reñimos de repente pero sabemos que nos tenemos el uno al otro para siempre.

Cuando niña conviví mucho con un tío-abuelo  sacerdote, era su consentida y teníamos una entrañable relación, èl murió cuando yo iba a cumplir 15 años pero de esos años una de las cosas que más me impresionaban de él era esa mirada que tenía cuando me veía como de añoranza, de calidez pero al mismo tiempo de soledad de necesidad de expresar un afecto paternal, Eso se me quedó grabado en mi corazón para siempre y aún ahora cuando pienso en las personas y especialmente en los sacerdotes a los que se les obliga a vivir esa soledad emocional se les prohíbe tener una familia con la cual crecer como seres humanos, me parece una gran crueldad. Y pienso también en los sacerdotes que se deciden a vivir en pareja en el gran costo que muchos de ellos pagan por esto hago eco de lo que alguien (no recuerdo quien) escribió.  “ Cuanto sufrimiento más hace falta para que la Jerarquía Eclesiástica Católica admita el celibato opcional?

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