L
ESCRITO QUE AQUÍ SE PRESENTA ES EL
RELATO ABIERTO Y SENCILLO DE UNA MUJER
CASADA CON UN SACERDOTE CATÓLICO.
SU DETERMINACIÓN AL ACEPTARLO SUPERA CON
MUCHO A LA ILUSIÓN DE UNA JOVEN NOVIA.
DADAS LAS LEYES ECLESIÁSTICAS. SABE QUE
SU AMOR DEBE SER INDOMABLE POR LA LUCHA QUE HABRÁ DE SUPERAR, SU FELICIDAD SERÁ
VIVIR UN VERDADERO AMOR, NO UNA PASIÓN PASAJERA. SIN EMBARGO UNA MUJER QUE AMA
NO MIDE NINGÚN SUFRIMIENTO: ¡LO VENCE, LO SUPERA. POR DIOS Y POR AQUÉL A QUIEN
HA ELEGIDO
TE
VOLVERÌA A ELEGIR ENTRE TODOS
Rosa Guadalupe Lozano
Conocí
a mi esposo en la ciudad en donde yo vivía
y a la que fuè destinado. Iniciamos una
bonita amistad y descubrimos que los dos
teníamos la intención de ayudar a los
niños de la calle y formar un orfanatorio, en ese tiempo yo era estudiante de psicología en la ciudad
de Guadalajara.
Con
el tiempo lo cambiaron a la ciudad de Guadalajara, en donde continuamos con
esta inquietud buscando la forma de realizar nuestro sueño, encontramos varios
obstáculos entre ellos el más fuerte el económico.
Con
la constante convivencia nos enamoramos, èl ya tenía la inquietud desde hacía años de
dejar el ministerio pues quería formar una familia, al final las cosas se
fueron sucediendo y en el mes de diciembre de 1983 dejó el ministerio oficial,
presentando en febrero siguiente la
petición de dispensa, la cual no le fuè otorgada sino hasta siete años después.
El
12 de Mayo de 1984 celebramos nuestro matrimonio civil como un signo externo de
nuestra intima promesa de permanecer unidos siempre para amarnos, crecer juntos
y formar una familia.
Tuvimos
10 hijos, de los cuales se quedaron con nosotros 4, los otros 6 fueron como
estrellitas fugaces que vinieron a
darnos su luz brevemente y continuaron su camino hacia Dios. Médicamente fuè a
causa de isoinmunizaciòn materno-fetal.
Nuestra
vida ha transcurrido con algunas presiones económicas pero en realidad hemos
podido salir adelante con la educación de nuestros hijos de los cuales
tres ya terminaron la licenciatura, La
mayor en Psicología, el segundo en Mercadotecnia y la tercera en Nutrición, nos
queda el más pequeño de 15 años en segundo semestre de preparatoria. Y ahora
Dios nos ha bendecido también con una nietecita que ya tiene un año.
En
un inicio como es obvio algunos miembros de nuestras familias no estuvieron de
acuerdo con nuestra decisión y al final casi todos aceptaron la situación a
excepción de dos o tres familiares que abiertamente mostraron siempre su
rechazo con los demás hemos tenido una buena relación. Yo creo que debido en
parte al buen criterio de nuestras familias y amigos y a que nosotros nunca nos
presentamos ante ellos con culpa o vergüenza por que realmente sentimos la
seguridad de que hemos actuado ante nosotros mismos y ante Dios sabiendo que
hacemos lo correcto.
Nuestros
hijos siempre han sabido que su papá es sacerdote y están muy orgullosos de
ello, lo platican con sus compañeros y amigos y hasta bromean con esto. Tenemos
una relación de mucha apertura y confianza con ellos.
En
general yo creo que somos de las parejas que no han sufrido tanto por tomar
esta decisión, se de muchas otras que realmente han sufrido el rechazo y hasta
la persecución.
Somos
como todos o como muchos matrimonios… imperfectos, hemos tenido algunas
diferencias, como es normal, pero al hacer un balance han sido muchos más los
momentos felices, de ayuda mutua y de felicidad que hemos tenido que los malos
momentos.
Yo
estoy muy orgullosa de la familia que
hemos formado, pues nuestros hijos han sido niños física y emocionalmente
sanos, han sido buenos alumnos con
excelentes calificaciones los 4 y buena conducta, tampoco son perfectos pero
realmente estoy muy agradecida con Dios por la familia que tengo.
Hay
mucho que trabajar en nosotros, como personas y como familia pero estamos en el
camino y eso es lo importante.
Yo
creo que el ser pareja de un sacerdote también tiene sus claroscuros, ellos tienen una educación especial que a
veces se presenta como egocentrismo pero al mismo tiempo son generosos,
educados, honestos, idealistas muy preparados para las relaciones
interpersonales, claro que como todos cargamos con nuestra carga personal y
familiar y es lo que llevamos al matrimonio
como todas las parejas, lo bueno y lo que hay que superar.
Nosotros
tenemos 28 años de casados y puedo decir que somos felices, con todos nuestros
problemas y alegrías, personalmente se que es con él con quien quiero vivir el
resto de mi vida. Que si volviera a nacer lo volvería a elegir entre todos. Que si cuando nos casamos estábamos
enamorados hoy nos amamos por que nos aceptamos con todos nuestros errores y
virtudes, ahora nos conocemos y reñimos de repente pero sabemos que nos tenemos
el uno al otro para siempre.
Cuando
niña conviví mucho con un tío-abuelo
sacerdote, era su consentida y teníamos una entrañable relación, èl
murió cuando yo iba a cumplir 15 años pero de esos años una de las cosas que más
me impresionaban de él era esa mirada que tenía cuando me veía como de
añoranza, de calidez pero al mismo tiempo de soledad de necesidad de expresar
un afecto paternal, Eso se me quedó grabado en mi corazón para siempre y aún
ahora cuando pienso en las personas y especialmente en los sacerdotes a los que
se les obliga a vivir esa soledad emocional se les prohíbe tener una familia
con la cual crecer como seres humanos, me parece una gran crueldad. Y pienso
también en los sacerdotes que se deciden a vivir en pareja en el gran costo que
muchos de ellos pagan por esto hago eco de lo que alguien (no recuerdo quien)
escribió. “ Cuanto sufrimiento más hace
falta para que la Jerarquía Eclesiástica Católica admita el celibato opcional?